sábado, 29 de septiembre de 2012

La felicidad. Séneca y San Agustín



Dice Séneca que vivir feliz todo el mundo lo desea, pero descubrir en qué consiste lo que hace la vida feliz nadie lo ve claro, pues cuanto más la buscamos más nos alejamos de ella. Para estudiar en qué consiste el objeto de nuestras aspiraciones escribe su pequeño tratado De La Vida Feliz.

En una de sus primeras consideraciones advierte que debemos cuidarnos de no seguir como borregos el parecer de la mayoría, pues no suele ser nunca un criterio fiable de verdad, sino todo lo contrario.

Piensa Séneca que hay una mejor luz para discernir lo verdadero de lo falso, en la propia alma, donde se puede revisar la vida y descubrir que muchos deseos y trabajos no nos dan ninguna felicidad. 
 

De acuerdo con los estoicos, una vida feliz es la que está de acuerdo con su naturaleza y se llega a ella si el alma está sana y ocupada, sin inquietud, en la búsqueda del soberano bien del alma. El fundamento inmutable de una vida feliz es, para Séneca, la rectitud y firmeza de juicio y advierte que todo fallará si se busca como lo mejor aquello que no nos hará mejores.

Hay en Séneca un alto concepto de la capacidad del hombre para elevarse por encima de sus pasiones utilizando el juicio, la razón, la voluntad que configuran su naturaleza, de acuerdo con la cual debe vivir, pero no es fácil y los hombres se desvían buscando la felicidad en el poseer, en el saber, en el poder, en el placer y cosechando dolor e infelicidad.
 


San Agustín también buscó la felicidad por diversos caminos. Aplicó su formidable inteligencia a indagar sobre ella y llegó a la conclusión de que la vida feliz consiste en gozar de la Verdad (con mayúscula) Aunque todos confiesen preferir la verdad a la mentira, no buscan la verdad absoluta que sirva de fundamento a todas las demás.
Antes y ahora solemos aceptar las verdades que nos benefician y nos son cómodas y rechazamos las que pueden imponernos deberes o cuestionar nuestra conducta. 
 

El relativismo que nos corroe proclama, sin rebozo, que todas las verdades son equivalentes e invocando la tolerancia, nos disuade buscar la verdad absoluta sobre la que edificar nuestra vida. Naturalmente, cada día somos menos felices y hemos llegado hasta confundir la felicidad con el estado de bienestar, cada día más deteriorado.

Hay que reconocer el esfuerzo de Séneca y los estoicos para encontrar la felicidad en la virtud y no en los placeres y enfrentarse a la muerte con entereza, pero San Agustín va más allá pues, al interrogarse sobre sí mismo, concluye que todos somos criaturas de Alguien que nos hizo para Sí. Por eso exclama ¡nos hiciste para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti! Descansar en Dios es la bienaventuranza eterna. La muerte no es el final de nada.
 

Pero empeñados en borrar a Dios de nuestro mundo, para ser nuestros propios dioses, hemos inventado fábulas inverosímiles que no dan razón alguna sobre el hecho maravilloso de existir. El universo no es por puro azar, ni el hombre el producto ciego de la evolución de la materia. Dios está cerca de cada uno de nosotros, dentro de nosotros. Solo hace falta que nos abramos a su acción repitiendo con San Agustín: ¡tarde os amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde os amé! La vida, alegrías y sufrimientos, es distinta si ponemos en Dios nuestra esperanza.
 
 Autor: Francisco Rodríguez Barragán | Fuente: ForumLibertas
 
Esta reflexión nos la han enviado María del Valle y Ana, para ellas un enorme:
 
 

viernes, 28 de septiembre de 2012

¡¡NO TE METAS EN MI VIDA!!


Hoy que estoy profundizando mis estudios teológicos en la Familia; sus valores, sus principios, sus riquezas, sus conflictos, recordaba una ocasión en que escuché a un joven gritarle a su Padre:
  
¡¡NO TE METAS EN MI VIDA!!
Esta frase caló hondamente en mí, tanto, que frecuentemente la recuerdo y comento en mis conferencias para padres e hijos. 

¿Si en vez de sacerdote, hubiese optado por ser padre de familia, qué le respondería a mi hijo, si él me hiciera esa pregunta?
Esta podría ser una respuesta:

- ¡¡Hijo, un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tú te has metido en la mía!!
Hace muchos años, gracias al profundo amor que mamá y yo nos tenemos, Dios permitió que llegaras a nuestras vidas y ocuparas todo nuestro tiempo. Antes de que nacieras, mamá se encontraba mal, no podía comer, y además debía guardar reposo, así que yo, tuve que encargarme de las tareas de la casa, además de mi trabajo.

Los últimos meses, antes de que llegaras a este mundo, mamá no podía dormir y tampoco me dejaba dormir a mí.
Antes de nacer los gastos aumentaron increíblemente, tanto que gran parte de nuestro salario se gastaba en ti, en el médico que atendía a mamá, en medicamentos y en comprarte lo mejor. Mamá quería comprarte todo lo que veía para bebés, las mejores prendas, y lo más lindo.

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Llegó el día en que naciste y compramos un recuerdo para regalar a todos aquellos que vinieran a conocerte.
Desde la primera noche no dormimos. Cada tres horas como si fueras un reloj nos despertabas para que te diéramos de comer, otras veces te sentías mal y llorabas todo el tiempo, sin que nosotros supiéramos qué hacer, pues no sabíamos qué te sucedía y hasta llorábamos contigo. 

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Comenzaste a dar los primeros pasos y tuvimos que estar detrás de ti todo el tiempo, ya no podíamos sentarnos tranquilos a leer el periódico, a ver una película, ni podía ver el partido de mi equipo favorito, porque para cuando menos lo esperaba, te perdías de mi vista y tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras.

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Todavía recuerdo el primer día que fuiste a la escuela. Tuve que llamar al trabajo y decir que no podía ir, porque tuve que acompañarte al colegio y estar contigo. Tú no querías entrar, llorabas y me pedías que no me fuera, tuve que pedirle a la maestra que me dejara estar a tu lado, hasta que tomaras confianza.

A las pocas semanas ya no me pedías que no me fuera, y unos pocos días mas tarde, hasta te olvidabas de despedirte cuando bajabas del auto corriendo para encontrarte con tus amiguitos.

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Seguiste creciendo y nos pedías que te lleváramos al lugar en que te reunías con tus amigos, y que te dejáramos y te recogiéramos unas calles antes. Eras demasiado moderno y no sé cuántas cosas más.

No querías llegar temprano a casa, te molestabas que te pusiéramos límites o reglas, no podíamos hacer comentarios acerca de tus amigos, sin que te volvieras contra nosotros, como si los conocieras a ellos de toda la vida y nosotros fuéramos unos "desconocidos" para ti.  

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Cada vez sé menos de ti, y lo que sé, es a través de los demás, ya no quieres hablar conmigo, dices que siempre te estoy regañando. Todo lo que yo hago está mal y te burlas de mí. 

Y yo me pregunto, ¿Cómo con tantos defectos he podido darte todo lo que tienes?

 
Mamá se queda despierta y no me deja dormir preguntándome si has llegado a casa, diciéndome que es muy tarde y que tu celular está desconectado, que ya son las 3:00 de la mañana y no has llegado.

Solo cuando te oye entrar en casa y cerrar la puerta de tu habitación, podemos dormir. 

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Te aburre hablar con personas como nosotros, que no entienden el mundo de hoy, por eso sólo me buscas cuando hay que pagar algo, necesitas dinero para la universidad, o para tu diversión.

Y tú, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
¡¡Hijo, yo no me meto en tu vida… tú te has metido en la mía, y te aseguro que no me arrepiento de que lo hayas hecho y la hayas cambiado para siempre!!
Mientras esté vivo, me meteré en tu vida, para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti una persona de bien.

Además si no lo hago yo, otros se meterán en tu vida y ésa es una responsabilidad que me corresponde a mí.
¡¡ Sólo los padres que saben 
como meterse en la vida de sus hijos 
 logran hacer de éstos, 
hombres y mujeres 
que triunfen en la vida 
y sean capaces de 
amar y ser amados!!
“La paternidad 
no es un capricho 
o un accidente, 
es un don de Dios, 
que nace del Amor”

martes, 25 de septiembre de 2012

¡Una y otra vez!



No aceptes el desaliento,
una y otra vez vuelve a reconstruir.
Amo a los pájaros, más aún, los admiro.
Después de una noche de lluvia y fuerte viento,
por las mañanas están sus nidos destruidos,
cerca de los árboles......
Cuando hay que podar.
¿Quién se acuerda de los pájaros?...
Se quedan sin nido.
Pero les he oído cantar, aún con el nido destruido
y animosos acarrean material para construir otro.
Tal vez mejor, tal vez mucho más fuerte.
Por su nido roto, quizás los pájaros habrán
callado un momento.  ¡Sólo un momento!
Ellos  saben que no sirve llorar frente
a las ruinas; hay que empezar de nuevo.
Pronto el nuevo nido estará armado,
y si otra  tormenta llegara a derribarlo.....
Una y mil veces volverán a construirlo.
Piensa que con tu manera de actuar puedes
vivir un bonito presente y construir las bases
para un futuro prometedor.
Admiro a los pájaros por su afán esperanzado.
¿Qué otra cosa es la esperanza, sino el  negarnos
a los golpes de la adversidad?.
¿Qué otra cosa es la esperanza, sino el modo
interior de creer en un mañana mejor?
Cuando una ilusión muere, sigues teniendo
el alma  para abrigar nuevas ilusiones
y por más que te golpee la vida, no claudiques.
Fortalece tu esperanza, ármala de nuevo
y  vuelve a empezar.
Si tus anhelos son justos, si no dañan a nadie
los sueños que te impulsan, insiste una
y otra vez,  algún día alcanzarás el triunfo.
¡Aprende de los pájaros!
¡Canta como ellos!
¡Vuela lejos como ellos!
¡Sé feliz esta semana como ellos!

viernes, 21 de septiembre de 2012

Examen sorpresa


Cierto día, un profesor entra en clase y le dice a los alumnos, que se preparen para una prueba sorpresa.

Todos se pusieron nerviosos, asustados por el examen que vendría, mientras el profesor iba entregando la hoja del examen con la parte frontal para abajo, de modo que no vieran lo que contenía hasta él decir en que consistía la prueba.

Una vez que entregó todas las hojas, les pidió que diesen vuelta a la hoja y viesen el contenido.

Para sorpresa de todos era una hoja en blanco que tenía en el medio un punto negro. 
Viendo la cara de sorpresa de todos sus alumnos, el profesor les dijo:

- Ahora van a escribir una redacción sobre lo que están viendo.
Todos los jóvenes, confundidos, se pusieron a pensar y a escribir sobre lo que veían.

Terminado el tiempo, el maestro recogió las hojas, las colocó en su mesa y comenzó a leer las redacciones en voz alta.

Todas, sin excepción se referían al punto negro de diferentes maneras.

Terminada la lectura, el profesor comenzó a hablar de la siguiente manera:

- Este test no es para darles una nota, les servirá como lección de vida. Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro. Esto mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.
La vida es un regalo de la naturaleza, nos es dada con cariño y amor. Siempre tenemos sobrados motivos para festejar, por su renovación, por los amigos que nos apoyan, el empleo que nos da el sustento, los milagros que suceden diariamente, y no obstante insistimos en mirar el punto negro, ya sea el problema de salud que nos afecta, la falta de dinero, la difícil relación con un familiar, la decepción con un amigo...

Los puntos negros son mínimos en comparación con todo lo que diariamente obtenemos, pero ellos ocupan nuestra mente, en todo momento.
Saca tu atención de los puntos negros, aprovecha cada bendición, cada momento que el Creador nos da, tranquilízate y sé feliz..
¡Gracias por compartir esta reflexión con nosotros: María del Valle y María Esther! Para vosotras:

Sembremos sólo amor...


Una persona, un gesto, puede cambiarnos
la vida, pero así como pueden cambiárnosla
a nosotros, también pueden cambiársela
a los demás; por eso es importante que
siempre recordemos que somos personas,
y que somos dueños de nuestros gestos.
Y que al vivir en un mundo de relación,
en contacto con otras personas,
nuestra propia persona y nuestros gestos
pueden cambiar la vida de los demás.


¿Nos pusimos a pensar simplemente
en el valor de una sonrisa?
Cuán diferente nos sentimos cuando
se nos recibe con una sonrisa, en lugar
de una mueca o sólo con indiferencia.
Qué distinto nos predispone la amabilidad,
una palabra cálida, un gesto de cariño,
una caricia, un beso, una manifestación de ternura...
En cambio la grosería, el desprecio,
la indiferencia, el maltrato, pueden destruirnos.

Tratamos de ir por la vida sembrando amor
y respeto; y no siempre recibimos lo mismo.
Pero eso no debe hacer que nosotros cambiemos,
porque, entonces, estaríamos imitando
modelos que repudiamos. 

Si algo nos lastima, tratemos de cambiarlo;
y si no podemos, apartémonos de ello.
Pero no emulemos su accionar.
Recordemos que ésas, nuestras acciones,
pueden cambiar la vida de los demás.
Y lo lindo es cambiar la vida de los demás
para bien, para mejor.
Lo bueno es cambiar lágrimas por sonrisas,
tristeza por alegría, desprecio por consideración,
odio por amor, maldad por bondad...


Siempre, lo bueno, es cambiar malo
por bueno; obremos de modo tal que,
en nuestro paso por la vida de los demás,
sembremos sólo amor.
Seguramente cosecharemos más
de lo que nos podemos imaginar.
 Imágenes: Lisi Martin
 
¡Gracias María del Valle por enviarnos esta maravilla! Para ti:
¡Un fortísimo abrazo!

jueves, 20 de septiembre de 2012

Feliz Otoño


 
Que se caigan las hojas
de las preocupaciones y sinsabores.

Que nos despojemos
de aquello que creció,
dentro de nosotros,
pero que ya no sirve de nada ni a nadie.

Que cortemos lo que se adueñó
de nuestra mejor parte.

Que pongamos a salvo los frutos
de nuestra personal siembra.

Que recuperemos los brotes
de todo lo bueno que, tal vez,
quedó paralizado y asfixiado durante el verano.

Que tiñamos de los colores,
amarillos y ocres,
los caminos por donde vayamos.

Que limpiemos nuestra vida,
como el mismo cielo lo hace,
con la llegada de las primeras lluvias.

Que no pongamos obstáculos
para que muera en nosotros
lo que ocultó el gran corazón
que llevamos dentro.

Que aprovechemos sus tardes breves
y, como meditación,
sus más largas noches.

Que pensemos que,
un día como hoy el árbol,
también quedaremos desolados
por fuera pero con profundas raíces
de eternidad por dentro.

Que sea una oportunidad
para reflexionar y comenzar de nuevo,
para abrir surcos y saborear
la cosecha recogida.

Que arrojemos al fuego
lo que produjo sequedad y fracaso
durante el pasado verano.
Que busquemos espacios de silencio
y de contemplación
que las prisas o el Sol nos arrebataron.

Que emigremos, como lo hacen las aves
en este tiempo, hacia aquellos lugares
que nos produzcan paz, felicidad, seguridad
y altos vuelos.

Que sepamos agradecer
y pedir a DIOS que el inicio de un nuevo curso
sea un terreno sobre el que vuelvan
a resurgir nuevas personas con renovados sentimientos, fe, esperanza,
fraternidad y alegría.

Javier Léoz

martes, 18 de septiembre de 2012

Mis cuatro novios


   
Había una vez una joven que tenía cuatro novios.

Al cuarto lo amaba muchísimo: le regalaba elegantes trajes, le servía deliciosas comidas.

Al tercero también lo amaba mucho. Iban de paseo a los mejores restaurantes, pero temía que algún día la abandonara.

El segundo era su confidente. Confiaba en él. La ayudaba a salir de las dificultades.

El primer novio era muy leal. Hacía grandes esfuerzos por ayudarla. Ella apenas le hacía caso, a pesar de que él la amaba profundamente. 
Un día cayó enferma. Le quedaba poco tiempo. Pensó en su vida de lujos y que al morir estaría sola. 
Entonces dijo al cuarto: “Te he amado mucho y cuidado grandemente. Estoy muriendo. ¿Te irías conmigo?”.

“¡Ni soñarlo!”-y se alejó rápidamente. Ella sintió un cuchillo en su corazón. 
Preguntó al tercero: “Te he amado toda mi vida. Estoy muriendo. ¿Te irías conmigo?”

“¡No! La vida es demasiado buena. Cuando mueras, me iré con otra”. Ella quedó devastada. 
Al segundo le dijo: “Siempre me has apoyado. Cuando muera, ¿me acompañarás?”

“Lo lamento. Tan sólo hasta la tumba”. Fue como si le cayera un rayo.

Entonces oyó una voz que le decía: “Yo iré contigo. Te seguiré donde vayas.” Vio que era su primer novio, bien delgado porque sufría de malnutrición y descuido.

Sorprendida, le contestó: “¡Debí haberte cuidado mucho mejor cuando podía!”


Y es que todos tenemos cuatro novios, o cuatro novias, según sea el caso.


El cuarto es tu cuerpo. 
Por más que lo cuides, 
te dejará cuando mueras.

El tercero son tus bienes. 
Al morir pasarán a otros.

El segundo son la familia y los amigos. 
Por mucho que les hayas dado, 
te acompañarán solamente hasta la tumba.

El primero, el alma. 
Siempre maltrecha por 
tú perseguir riquezas, 
poder y placeres.
 Es lo único que tendrás 
donde vayas. 
Cultívala, fortalécela, 
dale cariño. 
Será la única 
que te seguirá hasta el trono de Dios 
y continuará contigo 
por toda la eternidad.

 http://blogcatolicogotitasespirituales.blogspot.com.es/

lunes, 17 de septiembre de 2012

Siempre se puede Mejorar



 
Había un ciego sentado en el suelo de la calle con una gorra a sus pies y un cartel de madera que decía:
 
"POR FAVOR AYÚDEME, 
SOY CIEGO"
Un publicista que pasaba por allí, se detuvo y observó que había recogido unas pocas monedas. Mientras conversaba con él y sin que el ciego lo notara, tomó el cartel, le dio la vuelta y escribió otra frase. Luego volvió a ponerlo en su lugar y se fue.
Por la tarde el creativo volvió al lugar donde el ciego pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas. Al saludarlo, el ciego le reconoció por su voz y le preguntó si había cambiado el texto del cartel y qué había escrito.
El publicista, sonriendo, le contestó: 
-Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras- y siguió su camino.
El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
"HOY ES PRIMAVERA 
Y NO PUEDO VERLA"
Apliquemos nuestra creatividad para descubrir nuevas estrategias y así encontrar  respuestas diferentes.
"Si haces lo que siempre has hecho, 
obtendrás los resultados 
que siempre has obtenido"

“Si quieres llegar adonde 
nunca llegaste, 
tendrás que hacer 
lo que nunca hiciste"
www.reflexionesparaelalma.net

¿Cuajada o Fermento?


En el campo se trabaja con la vida. Quizá sea el aspecto más característico de los trabajos rurales. Aquí hay que respetar ciclos y hay que acompañar procesos. La vida es así. Nadie puede sembrar trigo en Navidad y cosecharlo en Pascua. Por más tierra que mueva, si no respeta las leyes de la vida, lo único que consigue es perder tiempo. Cada cosecha tiene su época, y está precedida por la siembra, los laboreos y el crecimiento. A la vida hay que acompañarla y alimentarla. No se la puede ni inventar ni apresurar.
Esto sucede así, hasta cuando se hace el queso. Algunos creen que al queso se lo fabrica. Pero en realidad nace y madura como cualquier realidad que tiene vida.
No quiero hacer alardes de conocimiento. Simplemente comparto lo que yo mismo aprendí desde pequeño y luego comprendí siendo ya mayor. Esto es bueno que lo sepan todos aquellos a los que les gusta el queso.
Dos grandes realidades intervienen en su nacimiento: la cuajada y el fermento. Lo primero, en realidad es algo muy sencillo. Todo es cuestión de tener un poco de verdadero cuajo. Una pequeñísima cantidad se mezcla con un gran volumen de leche, y en poco tiempo se opera una crisis en la tina. Lo sólido se condensa en la masa, y el líquido se separa formando el suero. Todo depende de la fuerza vital del cuajo. Este verdaderamente es una fuerza poderosa que actúa en forma inmediata, y su función es muy precisa: obliga a optar, separa discierne la realidad profunda y a cada cosa le da su identidad.

Pero si todo quedara ahí, y se pretendiera poner el resultado en un molde, sólo se conseguiría un queso insulso, o lo que es peor, uno se expondría a que el producto fermentara de manera imprevisible. Se hace necesario el fermento.
Se trata de otra realidad viva. Un pequeño volumen de leche ha sido previamente esterilizado, llevado a una temperatura óptima aislándolo de las corrientes de aire y de las moscas que pudiera haber en el lugar. Se le ha dado todo el tiempo necesario para que en él se desarrolle la vida de ciertas bacterias bien definidas, generalmente oriundas del lugar y que allí se han sembrado con sumo cuidado, luego de haber constatado su pureza. Con el fermento se es muy exigente. En él no pueden admitirse interferencias de torso fagos, es decir de vida extraña o contraria.
Este volumen de fermento es relativamente pequeño, en comparación con el total de la leche que se está cuajando. Pero la intensidad de la vida que tiene, hace que toda la masa adopte su proceso y reproduzca sus notas fundamentales. Produce un efecto similar al de la levadura en la masa del pan. De él depende el gusto y la identidad específica. Un queso es de esta variedad, y no de otra, gracias al fermento que lo ha hecho madurar. Y por lo tanto su valor propio.
Muchas veces he sentido discutir el problema de lo que es prioritario en al evangelización de la juventud. Algunos afirman que la evangelización debería ser masiva, a fin de abarcar la totalidad de los jóvenes mediante el anuncio escueto de la buena noticia de Cristo Nuestro Salvador, para que los jóvenes opten. Otros afirman que se deben preparar grupos de vida intensa, que introducidos en la masa la vayan fermentando por su fuerza propia.
Creo que las dos realidades están muy lejos de oponerse. Se exigen mutuamente. Un anuncio masivo, que lleve a la opción, debe ser cualificado por la acción de grupos de una intensa vida espiritual y comprometida. Estos grupos no se improvisan. Necesitan ser preparados cuidadosamente y con una dedicación atenta.
Cristo mismo gastaba mucho tiempo con las multitudes, a las que dedicaban a veces jornadas enteras. Anunciaba la realidad del Reino, y la misericordia del Padre. Pero luego en privado, preparaba intensamente a su grupito de discípulos, para que fueran fermento, sal y luz. Con ellos era muy exigente.


Cuentos de Mamerto Menapace

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