jueves, 27 de diciembre de 2012

¿Sabes Amar?


Estoy aprendiendo...

Estoy aprendiendo a aceptar a las personas, aun cuando ellas me decepcionan, cuando huyen del ideal que tengo para ellas, cuando me hieren con palabras ásperas o acciones impensadas.

Es difícil aceptar las personas como ellas son, sin que sean como deseamos que ellas sean.
Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo.

Estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a escuchar. Escuchar con los ojos y oídos.
A escuchar con el alma y con todos los sentidos.
Escuchar lo que dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas.
Escuchar el mensaje que se esconde por entre las palabras vanas, superficiales.
Descubrir la angustia disfrazada, la inseguridad mascarada, la soledad encubierta.


Penetrar la sonrisa fingida, la alegría simulada, la vanagloria exagerada.
Descubrir el dolor de cada corazón.
Poco a poco, estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a perdonar. Pues el amor perdona, quita los rencores, y cura las heridas que la incomprensión e insensibilidad lo lastimaron.

El amor no alimenta resentimientos con pensamientos dolorosos.
No cultiva ofensas con lástimas y autoconmiseración. El amor perdona, olvida, extingue todos los esquicios de dolor en el corazón.

Poco a poco...
Estoy aprendiendo a perdonar.
Estoy aprendiendo a descubrir el valor que se encuentra dentro de cada vida, de todas las vidas.
Valor soterrado por el rechazo, por la falta de comprensión.
Cariño y aceptación, por las experiencias desagradables vividas a lo largo de los años.
Estoy aprendiendo a ver, en las personas su alma, y las posibilidades que Dios les dio.

Estoy aprendiendo,
¡Pero qué lento es el aprendizaje!,
¡Qué difícil es amar, amar como Cristo amó!
Todavía, tropezando, errando, estoy aprendiendo...
Aprendiendo a no ver solamente... mis propios dolores, mis intereses, mi ambición, mi orgullo, cuando estos impiden el bienestar y la felicidad de alguien!

¡¡Qué difícil es amar, pero estoy aprendiendo!!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Brilla


Estamos hechos para brillar, como los niños, que con auténtica humildad no tienen que fingir nada, simplemente son lo que son.
Cuando tu ser se abre del todo al amor y a Dios, dejas de ser un estorbo para ti mismo y para los otros. El amor es la única manera de ganar, te empuja hacia arriba y te brinda descanso mental. Cuando te entregas y te limitas sólo a amar, sucede algo sorprendente: descubres un poder que ya está dentro de ti. El mundo cambia cuando tú cambias, se ablanda si te ablandas, te ama cuando decides amarlo y te entregas.
Entrega es la decisión de dejar de pelear con el mundo y con los otros y empezar a amarlos y aceptarlos. Es una paulatina liberación del dolor y una liberación que no se logra por la fuerza, sino serenamente. Lo que se pide es cambiar tu manera de enfocar la realidad y manejarla con ternura.
Ámate, ama, y da lo mejor de ti.

 
 

sábado, 22 de diciembre de 2012

La nobleza de la mariposa

Al principio la mariposa es fea. Se arrastra de una manera viscosa, pues deja un reguero de babas por doquier. Es frágil y ni siquiera conserva su nombre; de hecho la gente la tilda de oruga. ¡Bueno así se llama!
Los demás animales gozan viéndola así. Los que más disfrutan de su fealdad son el ‘maleducado’ sapo y el ‘asqueroso’ murciélago; ellos creen que al lado de la oruga ‘resplandecen’.
Dicen que cuando este insecto se encuentra en la primera fase de su vida, no para de llorar. Los que saben interpretar las señales de la naturaleza, aseguran que la mucosidad de su piel es sólo la huella de un corazón derretido por el desprecio.
Sin embargo, ese llanto es el inicio de una metamorfosis. En cada lágrima de la oruga hay un poema de ternura infinita. La humedad de sus ojos representa todo lo sublime que encierra el alma de este singular animal.
Y es que cuando el tiempo pasa, esa oruga se convierte en una mariposa, de bellos y brillantes colores; algunas de ellas son enigmáticas. Sin embargo, todas encierran una belleza desbordante.
Lo mejor de ella es que cuando crece no olvida su procedencia y siempre guarda su espíritu noble. Eso no le impide vivir con grandeza. Es más, ella se pinta los labios con el polen de las flores y nos regala el perfume de las rosas.

Muchos son como las mariposas, llevan la belleza escondida en el fondo de su ser a la espera de un futuro cambio. Sí, también lloran como la oruga. Lo que ignoran es que esas lágrimas se cristalizarán no en dolores, sino en fuerzas para continuar y emprender el vuelo de las mariposas.
Podemos estar sumergidos hoy en un capullo de confusiones, pero debemos entender que el volar sólo podrá llegar después de luchar por nuestras metas.
Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida. Si Dios nos permitiese progresar sin obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como lo somos hoy día.
Y si vencemos y volamos, como Dios lo espera, debemos tener presente nuestro origen; así como lo hace la mariposa. Jamás olvides su nobleza.
“Un día, en una pequeña abertura apareció una oruga. Un hombre se sentó a observarla durante varias horas, viendo cómo se esforzaba para hacer que su cuerpo saliera a través de aquel pequeño capullo.
Llegó un momento en el que pareció que la oruga, a pesar de su esfuerzo, no avanzaba nada. Parecía que había llegado a un punto en que ya no podía avanzar más...
Entonces el hombre decidió ayudar a la oruga y agrandó el agujero. La mariposa salió sin dificultad.
Pero su cuerpo estaba débil, las alas no estaban desarrolladas y las patas no la sostenían.
El hombre continuó observándola esperando que en cualquier momento se lanzara a caminar y emprendiera el vuelo a través de las flores.

Pero nada sucedió. La verdad es que la mariposa pasó toda la vida arrastrándose por el suelo. Fue incapaz de elevarse.
Lo que el hombre, que con toda su buena voluntad quiso ayudar a la mariposa, no entendía es que al hacer un gran esfuerzo para atravesar el pequeño agujero, los jugos vitales se iban distribuyendo y extendiendo por las partes del cuerpo que requerían fortaleza para volar. Al pasar el agujero sin ese esfuerzo, las alas no recibieron la sustancia necesaria.
Animaciones de Mariposas
Reflexión: algunas veces necesitamos el esfuerzo y la dificultad en nuestra vida. Si el Creador nos permitiera pasar por nuestro mundo sin obstáculos, quedaríamos débiles. No llegaríamos a ser tan fuertes como Él quiere que seamos. Nunca podríamos llegar a volar. Un problema nos llena de fuerza para continuar.
Peticiones:
Pedí fuerza… Y Dios me dio dificultades para ejercitarme.
Pedí sabiduría... y Dios me dio problemas para resolver.
Pedí prosperidad... y Dios me dio inteligencia para trabajar.
Pedí coraje... y Dios me dio obstáculos para superar.
Pedí amor... y Dios me dio personas a quienes ayudar.
Pedí favores... y Dios me dio oportunidades.
Yo no recibí nada de lo que pedí... pero he recibido todo lo que necesitaba.
¿... Y tú qué pides?

Esta preciosa reflexión nos la ha enviado D. Javier, autor del blog que os invito a leer para crecer y progresar en nuestro vuelo:

Para él:

viernes, 21 de diciembre de 2012

ZAPATOS DORADOS

 



Sólo faltaban cinco días para la Navidad. Aún no me había atrapado el espíritu de estas fiestas. Los estacionamientos llenos, y dentro de las tiendas, el caos era mayor. No se podía ni caminar por los pasillos. ¿Por qué vine hoy?, me pregunté.

Me dolían los pies lo mismo que mi cabeza. En mi lista estaban los nombres de personas que decían no querer nada, pero yo sabía que si no les compraba algo se resentirían. Llené rápidamente mi carrito con compras de último minuto y me dirigí a las colas de las cajas registradoras. Escogí la más corta, calculé que serían por lo menos 20 minutos de espera.

Frente a mí había dos niños, uno de 10 años y su hermana de 5. Él iba mal vestido con un abrigo raído, zapatos deportivos muy grandes, probablemente 3 tallas más grande. Los jeans le quedaban cortos. Llevaba en sus sucias manos unos cuantos billetes arrugados. Su hermana iba vestida parecido a él, sólo que su pelo estaba enredado. Ella llevaba un par de zapatos de mujer dorados y resplandecientes.
Los villancicos navideños resonaban por toda la tienda y yo podía escuchar a la niñita tararearlos. Al llegar a la caja registradora, la niña le dio los zapatos cuidadosamente a la cajera, como si se tratara de un tesoro. La cajera les entregó el recibo y dijo: son $16.09. El niño puso sus arrugados billetes en el mostrador y empezó a rebuscarse los bolsillos. Finalmente contó $13.12. Bueno, creo que tendremos que devolverlos, volveremos otro día y los compraremos, añadió. Ante esto la niña dibujó un puchero en su rostro y dijo: "Pero a Jesús le hubieran encantado estos zapatos". Volveremos a casa trabajaremos un poco más y regresaremos por ellos. No llores, vamos a volver.


Sin tardar, yo le completé los tres dólares que faltaban a la cajera. Ellos habían estado esperando en la cola durate un buen rato y después de todo, era Navidad. Y en eso un par de bracitos me rodearon con un tierno abrazo y una voz me dijo, muchas gracias señor.

Aproveché la oportunidad para preguntarle qué había querido decir cuando dijo que a Jesús le encantarían esos zapatos. Y la niña, con sus grandes ojos redondos, me respondió:

"Mi mamá está enferma y yéndose al cielo. Mi papá nos dijo que se iría antes de Navidad para estar con Jesús. Mi maestra de catecismo dice que las calles del cielo son de oro reluciente tal como estos zapatos. ¿No se le verá a mi mamá hermosa caminando por esas calles con estos zapatos?".

Mis ojos se inundaron al ver una lágrima bajar por su rostro radiante. Por supuesto que sí, le respondí. Y en silencio, le di gracias a Dios por usar a estos niños para recordarme el verdadero valor de las cosas.


miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cruz Pesada



Un joven, ya no daba más con sus problemas.
 
Cayó de rodillas, rezando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".
 
El Señor, como siempre, acudió y le contestó: "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras". El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor", dijo, e hizo lo que le había dicho.
 
Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba. Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared. "Señor", susurró, "quisiera esa que está allá", dijo señalándola. Y el Señor contestó: "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".

Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás. Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas. Cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor, siempre brillará el sol después de la lluvia.

¡Ninguna cruz es pesada, cuando es Jesús quien te ayuda a cargarla!
 
elamorvienededios
 
Fuente: http://blogcatolicogotitasespirituales.blogspot.com.es/

Es fascinante...


Es fascinante...

Tener la esperanza en el mañana.

Saber que después de la noche, viene el día.
Vivir intensamente las emociones.

Saltar de la alegría.
No invadir el espacio ajeno.
Ser espontáneo.
Apreciar el nacimiento del Sol.
Amar a las personas incondicionalmente.
Aprovechar todos los momentos.
Hacer trabajos voluntarios.
Vencer la depresión.

Confiar en la voz interior.
Perdonar a las personas.
Estimular la creatividad.
No  perderse en los detalles.
Saltar, como un niño..
Llorar de felicidad.
No dejar nada para mañana.
Tener pensamientos positivos.

Respetar los sentimientos ajenos.
Reír con franqueza.
Saber trabajar en equipo.
Ser sincero.
Encontrar la felicidad en las pequeñas cosas.
Entender que somos personas únicas.
Bailar sin miedo.
No apegarse a los bienes materiales. 

Respirar la brisa del mar.
Oír la melodía suave de una fuente.
Observar la naturaleza.
Adorar un día de lluvia.
Tener motivaciones.
Cuidar las apariencias.
Descubrir que precisamos de otros.
Olvidar lo que ya pasó.

Buscar nuevos horizontes.
Percibir que somos humanos.
Vencernos a nosotros mismos.
Ver la belleza del alma.
Imagen Gif animados navidad paisaje de navidad 300x225 Paisajes Navideño   Árbol de Navidad
Vencer la pasividad.
Saber que la vida es consecuencia de nuestras actitudes.
No criticar las decisiones.
Mimar el crecimiento interior.

Dejar que las cosas pasen.
Practicar la humildad.
Adorar el calor humano.
Valorar las pequeñas victorias.
Vivir apasionado por la vida.
Visualizar sólo las cosas buenas.
Entender que hay límites.
Arrepentirse de no ser feliz.

Hacer camaradería con los amigos.
Dormir  feliz.
Emanar vibraciones de amor.
Saber que estamos aquí de paso.
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Mejorar las relaciones.
Aprovechar las oportunidades.
Escuchar al corazón.
Acreditar la vida...

y... tener la certeza de que este es sólo el camino hacia algo mucho, mucho mejor... y que por eso vale la pena esmerarse.
Ana y María del Valle:

lunes, 17 de diciembre de 2012

Círculo de Odio


Un importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en ese momento.

El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa.

Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.

La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.


El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida por la puerta.

Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada.

El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.

Su madre, tolerante y con un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole: “Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor”.


Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos…

En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, la DULZURA, el PERDÓN y el AMOR.

Si usted es uno de los que ingresaron en un CÍRCULO DE ODIO, acuérdese que puede romperlo con TOLERANCIA, DULZURA, PERDÓN Y AMOR.

Ana y María del Valle nos han enviado esta preciosa reflexión. Nuestra gratitud y deseo de que paséis una:

domingo, 16 de diciembre de 2012

Arriesgarse a vivir


Reír,

es arriesgarse a parecer un tonto.


Llorar
es arriesgarse a parecer un sentimental.


Hacer algo por alguien,
es arriesgarse a involucrarse.


Expresar sentimientos,
es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.


Exponer tus ideas y tus sueños,
es arriesgarse a perderlos.


Amar,
es arriesgarse a no ser correspondido.


Vivir,
es arriesgarse a morir.


Esperar,
es arriesgarse a la desesperanza.

Lanzarte,
es arriesgarse a fallar.

Pero los riesgos deber ser tomados, porque el peligro más grande en la vida es no arriesgarse nada.

La persona que no arriesga, no hace, ni tiene nada. Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones, pero simplemente no puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir...

SOLO UNA PERSONA QUE SE ARRIESGA ES LIBRE.

Fuente: http://blogcatolicogotitasespirituales.blogspot.com.es/

viernes, 14 de diciembre de 2012

No te rindas


No te rindas, aún estás a tiempo de abrazar la vida y comenzar de nuevo, aceptar tu sombra, liberar el lastre y retomar el vuelo.

No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, abrir las esclusas, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor, no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque yo te quiero, porque existe el vino y el amor es cierto, porque no hay herida que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.

Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos.

No te rindas, por favor, AMIGO , no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se acalle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tu seno.

Porque cada día es un comienzo nuevo, porque ésta es la hora y el mejor momento, porque tienes alas y puedes hacerlo, porque no estás solo y porque yo te quiero.
 

Vuelo del Alma

 
Cuando el camino se hace cuesta arriba…
NO LO DEJES

Cuando las cosas andan mal…
NO ABANDONES

Cuando no consigas resultados y se sumen los problemas…
NO TE RINDAS

Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar…
NO DECAIGAS

Cuando la suerte, te sea adversa y no encuentres fuerzas para seguir…
NO RENUNCIES

Cuando no encuentres compañeros de lucha…
NO TE APURES

¡Hay manos que sostienen las tuyas!
Cree y siente cada minuto de tu vida, deja que tu alma "vuele libre" por los jardines hermosos de la confianza en Dios, que llega donde nuestra visión
no puede alcanzar, pero sí donde nuestro corazón puede sentir.
 

¡Tu alma desea estar libre para
darte fuerza y estímulo!
INTÉNTALO

Cierra los ojos por algunos minutos y deja que tus pensamientos se llenen de Amor.

No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la tierra, ni tener resueltos todos nuestros problemas, pero podemos aprender a mirar las cosas, con ojos de Amor.

Si pensamos que todo es pasajero, miremos también con Amor todo lo que nos parece negativo. De esta manera observaremos con felicidad como poco a poco el mal se transforma en bien
y las tristezas en alegrías.

Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas
que nos hicieron llorar ayer.

Nuestras necesidades de hoy,
también pueden ser las alegrías de mañana.
 
Las personas se van,
los amores se pierden en el tiempo,
los problemas se solucionan,
hasta el mismo sol se va cada noche
para renacer al día siguiente...
no te quedes en el medio del camino
porque un poco más adelante...
¡te espera la recompensa de Jesús!

¡Mi familia ha llegado! Reflexión para dedicar a los hijos y padres



Mi esposa y yo estábamos sentados a la mesa, los dos solos. En ese instante, no sé ni como, vinieron a mi mente recuerdos de mis padres.

Cuando era joven, durante las fiestas navideñas, tenía un montón de invitaciones para asistir a cenas y fiestas con mis amigos y aunque en casa también teníamos cenas especiales, yo siempre prefería asistir a esas reuniones con mis amigos en lugar de pasar la velada con mi familia.
 
Mi padre, siempre quiso que toda la familia, al menos el día de Navidad, estuviéramos juntos y por eso siempre nos decía, que dividiéramos las fechas. Que los que ya estaban casados, pasaran la fiesta del Año Nuevo en casa de sus suegros y que los solteros, la pasáramos con los amigos.

Lo único que nos pedía era que la Navidad la pasáramos con él y con mi madre. ¡Nunca le pudimos cumplir!


 

Mis hermanos ya casados, nunca pudieron. Siempre alegaron que la casa de mis padres estaba muy lejos de sus domicilios, que hacia mucho frío, que había nevado, en fin, siempre excusas.

Los solteros, siempre preferimos salir con los amigos para bailar, divertirnos y beber. ¡Siempre preferimos estar con otras personas, antes que con nuestros padres!

Nuestras atenciones y afectos siempre fueron para otras personas.
Una noche de diciembre, mi hermano mayor nos convocó a todos los demás, para hacernos saber, que deberíamos pasar más tiempo con nuestros padres, ya que nunca después de haberse casado los mayores, habíamos pasado una Navidad todos juntos.

Ahora con el tiempo, me doy cuenta que mi hermano estaba pasando por lo mismo que mis padres, ya que sus hijos mayores, empezaban a pasar estas fechas con sus amigos y él y su esposa se encontraron solos en Navidad. Todos estuvimos de acuerdo en que pasaríamos la Navidad, en casa de mis padres.

Al enterarse mis padres se pusieron muy felices. Mi padre le dijo a mi madre, que preparara una gran cena. En la casa todo era felicidad.

 

Mi padre se acercó y me dijo: –Estoy muy feliz hijo, porque por fin voy a tener a todos sentados en la mesa de nuestra casa, como cuando eran pequeños. Quiero ver a mi hijo el mayor sentado a mi derecha y a ti a mi izquierda por ser el más pequeño.

Tu madre estará en el extremo opuesto junto a tus hermanas. Estaba tan feliz y emocionado que me dio un abrazo tan lleno de amor que casi se me saltan las lágrimas.
 
Todo estaba listo. Eran las 19 horas y les dije a mis padres: –Voy a salir un momento para comunicarles a mis amigos que no pasaría Navidad con ellos, sino con mi familia.

Mi padre dijo: –Haces bien hijo, para que no te estén esperando y me dio una palmada en el hombro, mientras sonreía.

 
 
Cuando salí me esperaban dos de mis amigos a los que les comenté que me quedaría con mis padres, pero ellos insistieron en que por lo menos brindara con ellos, para que sintieran que yo estaba allí con ellos. Pero el brindis se fue alargando hasta casi la media noche. Todo el tiempo pensaba que mis hermanos y hermanas ya estarían en casa junto a mis padres, esperándome para empezar.

Por fin con un fuerte sentimiento de culpa por no haberme ido de inmediato, me retiré sin despedirme de mis amigos. Presentía que recibiría algún reproche por parte de mis hermanos y que todos estarían enojados conmigo.
Cuando iba acercándome a casa, me di cuenta que no oía voces, ni cantos, ni risas de parte de mi familia, pensé que por estar fría la noche se encontrarían en el interior de la casa con mis padres, así que entré por la puerta intentando ser discreto, pensando que si me preguntaban les diría que me había quedado dormido.

Cuando abrí la puerta no oí ningún ruido, sólo escuché la conversación de mi padre con una voz quebrada por el llanto diciéndole a mi madre: –No vino nadie, ni siquiera el menor de nuestros hijos que vive con nosotros, está aquí.

¿Qué hemos hecho con nuestros hijos que no quieren pasar con nosotros una noche tan especial? Somos sus padres, esta casa la construimos para ellos con todo nuestro amor, esfuerzo y trabajo. ¿Por qué no nos pueden dedicar un día? Si nosotros les dedicamos toda nuestra vida.


Se oía mucha tristeza en sus palabras, en ese momento no tuve valor suficiente para acercarme.

Seguí oyendo a mi madre que le contestó con unas palabras que aún retumban en mis oídos:
–No te preocupes, los padres tenemos que entender que sólo estamos en el pensamiento de nuestros hijos cuando son pequeños. Pero cuando crecen, ese pensamiento lo ocupan en otras cosas, como el colegio, sus tareas, la diversión, sus amigos, las fiestas y después en el noviazgo, el trabajo, la esposa y sus propios hijos.

Sus ocupaciones y preocupaciones son otras y nosotros no somos parte de ellas. Quédate tranquilo, todo lo que hicimos y les dimos fue por amor. ¿Tú crees que van a preferir pasar la noche de Navidad con un par de viejos que ya no pueden bailar, que ya no tienen gracia ni para hacerles reír y que se quejan por todo? ¡Anda, anímate…! ¡Mira, voy a poner los diez platos sobre la mesa y a medida que vayan llegando les iremos sirviendo!… ¿Quieres ayudarme?
 
Sentí un enorme nudo en la garganta que no me dejaba respirar, me sentí tan desagradecido, tan mal hijo, tan avergonzado, ¿Cuánto tiempo le he dedicado a otras personas y actividades nada importantes comparadas con mis padres? ¿Cuántas veces he dejado de abrazarlos, besarlos y decirles cuanto les amo?


Salí de donde estaba y abracé a mi padre y le pedí perdón, luego fui con mi madre, le besé sus manos y me arrodillé, ella me acariciaba los cabellos mientras mi padre se secaba las lágrimas y dándome la mano me sentó a su derecha y dijo: –No es necesario que estén todos, uno solo representa a los demás. «Vieja», sirve la cena. ¡Que nuestra familia ha llegado!

Hoy mis hijos no están conmigo y en mi mesa están los dos platos servidos, en cuanto llegue alguno, tan solo uno, entonces mi familia habrá llegado.

«Aprovecha a tus padres en vida.
No los descuides, por lo menos no dejes de estar con ellos y
poder abrazarlos y decirles que les amas y
agradéceles por todo lo que han hecho por ti»


Fuente: www.reflexionesparaelalma.net

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