Sólo nos acariciará,
el amor que
prodigamos.
Sólo nos alegrará,
la sonrisa que regalemos.
Sólo nos refrescará,
el agua que juntos bebimos.
Sólo nos alimentará,
el pan que compartimos.
Sólo nos cubrirá,
el vestido con que al prójimo arropamos.
Sólo nos descansará,
el cansancio del peregrino que hospedamos.
Sólo nos consolará,
la palabra con que reconfortamos.
Sólo nos guiará,
la verdad que proclamamos.
Sólo nos sanará,
el consuelo del enfermo que visitamos.
Sólo nos librará,
el peso que de muchos hombros quitamos.
Sólo nos dará paz,
la ofensa que perdonamos.
Sólo hará renacer la esperanza,
la mirada que al cielo dirigimos
y las manos con que abrazamos.
Sólo nos conducirá a la VIDA,
la confianza que en DIOS depositamos.
Que tu FE sea grande y convencida para que,
al final, recojas lo que crees.
Para que nuestra herencia
cuando nos vayamos de este mundo sea grande,
todo depende de lo que hayamos dado.
Eso quedará en los corazones de muchos
y será un legado de amor.
Así que siembra para que mañana cuando DIOS recoja,
piense en ti y te diga que cumpliste tu
labor.
El cielo se conquista con el hoy.
Que este tiempo de Adviento sea para ti,
un tiempo de amor, alegría, esperanza,
donación incondicional a todos los que viven a
tu lado.
DIOS, está llegando, y quiere hacer morada en tu corazón,
preparemos juntos el camino al Señor.
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