jueves, 30 de agosto de 2012

La sopa de piedras - Reflexión


Hubo una vez, hace muchos años, un país que acababa de pasar una guerra muy dura. Como ya es sabido las guerras traen consigo rencores, envidias, muchos problemas, muchos muertos y mucha hambre. La gente no puede sembrar, ni segar, no hay harina ni pan.

Cuando este país acabó la guerra y estaba destrozado, llegó a un pueblecito un soldado agotado, harapiento y muerto de hambre. Era muy alto y delgado.

Hambriento llegó a una casa, llamó a la puerta y cuando vio a la dueña le dijo:

-Señora, ¿No tenéis un pedazo de pan para un soldado que viene muerto de hambre de la guerra?

Y la mujer le mira de arriba a bajo y responde:

-Pero, ¿Estás loco? ¿No sabes que no hay pan, que no tenemos nada? ¡Cómo te atreves!

Y a golpes y a patadas lo sacó fuera de la casa.

Pobre soldado. Prueba fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición y recibiendo a cambio peor respuesta y peor trato.

El soldado casi desfallecido, no se dio por vencido. Cruzó el pueblo de cabo a rabo y llegó al final, donde estaba el lavadero público. Halló unas cuantas muchachas y les dijo:

-¡Muchachas! ¿No habéis probado nunca la sopa de piedras que hago?

Las muchachas se mofaron de él diciendo:

-¿Una sopa de piedras? No hay duda de que estás loco.

Pero había unos niños que estaban espiando y se acercaron al soldado cuando éste se marchaba decepcionado.

-Soldado, ¿te podemos ayudar? Le dijeron.

-¡Claro que sí! Necesito una olla muy grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer el fuego.

Rápidamente los chiquillos fueron a buscar lo que el soldado había pedido. Encienden el fuego, ponen la ola, la llenan de agua, lavan muy bien las piedras y las echan hasta que el agua comenzó a hervir.

-” ¿Podemos probar la sopa?” preguntan impacientes los chiquillos.

-¡Calma, calma!.

El soldado la probó y dijo:

-Mm… Ah¡Qué buena, pero le falta una pizquita de sal!

-En mi casa tengo sal -dijo un niño. Y salió a por ella. La trajo y el soldado la echó en la olla.

Al poco tiempo volvió a probar la sopa y dijo:

-Mm… ¡qué rica! Pero le falta un poco de tomate.

Y un niño que se llamaba Luis fue a su casa a buscar unos tomates, y los trajo enseguida.

En un periquete los niños fueron trayendo cosillas: patatas, lechuga, arroz y hasta un trozo de pollo.

La olla se llenó, el soldado removió una y otra vez la sopa hasta que de nuevo la probó y dijo:

-Mm… es la mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida. ¡Venga, venga, id a avisar a toda la gente del pueblo que venga a comer! ¡Hay para todos! ¡Que traigan platos y cucharas!
Repartió la sopa. Hubo para todos los del pueblo que avergonzados reconocieron que, si bien era verdad que no tenían pan, juntos podían tener comida para todos.

Y desde aquel día, gracias al soldado hambriento aprendieron a compartir lo que tenían.

Jesús dijo:
“Mas bienaventurado es dar que recibir”
(Hechos 20:35)


¡Gracias María del Valle y Alicia por enviarnos esta reflexión para que aprendamos a compartir!

martes, 28 de agosto de 2012

La Mariposa



Había un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas, el padre sabía responder a otras no. Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía todas las preguntas sin dudar. Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder. 



Entonces, una de ellas apareció con una linda Mariposa Azul que usaría para engañar al sabio.
-¿Qué vas a hacer? - preguntó la hermana.

-Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva la apretaré y la aplastaré. Y así cualquiera que sea su respuesta, ¡sería una respuesta equivocada!


 
Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.

-Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?

Muy calmadamente el sabio sonrió y respondió:

-Depende de ti… Ella está en tus manos.


Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro.
No debemos culpar a nadie cuando algo falle, somos responsables por aquello que conquistamos (o no conquistamos).
Nuestra vida está en nuestras manos, como la mariposa azul…
Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella.

 
¡Gracias a María del Valle y a Ana por hacernos llegar esta preciosa reflexión!

sábado, 25 de agosto de 2012

La media manta


Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa. Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia.

Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.

A los 70 años, Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que éste apareciera y decidió por primera vez en su vida pedir un favor a su hijo. 
 
Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia.

- ¡Hola papá! ¡Que milagro que vienes por aquí! 

 
- Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo. 


- Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que ésta es tu casa.

 
- Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo.
Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con vosotros? ¡Me siento tan solo! 


-¿Quedarte a vivir aquí?, sí… claro… pero no sé si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es chica, mi esposa es muy especial… y luego los niños…

 
- Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano. 


- No padre, no es eso, solo que…, no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían…,¡A no ser que te moleste dormir en el patio!

 
- Dormir en el patio está bien. 




El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de 12 años.
- Dime papá. 

 
- Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una manta para que se tape en la noche. 


- Sí, con gusto…¿y dónde va a dormir? 

 
-En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa. 


 

Luis subió por la manta, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre. 


-¿Qué haces Luis?, ¿por qué cortas la manta de tu abuelo? 

 
- Sabes papá, estaba pensando…

 
-¿Pensando en qué? 

 
- En guardar la mitad de la manta para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa. 
 http://webcatolicodejavier.org/mediamanta.html

jueves, 23 de agosto de 2012

LA MARIPOSA Y LA FLOR



Cierta vez, un hombre pidió a Dios una flor y una mariposa. Pero Dios le dio un cactus y una oruga. El hombre quedó triste, pues no entendió por qué su pedido llegó errado. Luego pensó: Con tanta gente que atender... y resolvió no cuestionar.
Pasado algún tiempo, el hombre fue a verificar el pedido que dejó olvidado. Para su sorpresa, del espinoso y feo cactus había nacido la más bella de las flores. Y la horrible oruga se había transformado en una bellisima mariposa.
Dios siempre hace lo correcto.
Su camino es el mejor, aunque a nuestros ojos parezca que todo está errado.
Si has pedido a Dios una cosa y has recibido otra, confía.
Ten la seguridad de que Él siempre te proporcionará  lo que necesitas en el momento adecuado.
No siempre lo que deseas... es lo que necesitas.
Como Él nunca falla en la entrega de sus pedidos, sigue adelante sin dudar ni murmurar...
La espina de hoy... será la flor de mañana.


 http://webcatolicodejavier.org/lamariposaylaflor.html

lunes, 20 de agosto de 2012

Cómo bailar bajo la lluvia




Era una mañana agitada, eran las 8:30, cuando un señor mayor, de unos 80 años, llegó al hospital para que le sacaran los puntos de un pulgar. El señor dijo que estaba apurado y que tenía una cita a las 9:00 am.

Comprobé sus señales vitales y le pedí que tomara asiento, sabiendo que quizás pasaría más de una hora antes de que alguien pudiera atenderlo. Lo vi mirando su reloj y decidí, que ya que no estaba ocupado con otro paciente, podría examinar su herida. Durante el examen, comprobé que estaba curado, entonces le pedí a uno de los doctores, algunos elementos para quitarle las suturas y curar su herida.

Mientras le realizaba las curas, le pregunté si tenía una cita con otro médico esa mañana, ya que lo veía tan apurado.
 
El señor me dijo que no, que necesitaba ir al geriátrico para desayunar con su esposa. Le pregunté sobre la salud de ella.


 Él me respondió que ella hacía tiempo que estaba allí ya que padecía de Alzheimer. 
Le pregunté si ella se enfadaría si llegaba un poco tarde.
 

Me respondió que hacia tiempo que ella no sabía quién era él, que hacía cinco años que ella no podía ya reconocerlo.
 
Me sorprendió, y entonces le pregunté, "¿Y usted sigue yendo cada mañana, aun cuando ella no sabe quién es usted?"

Él sonrió
y me acarició la mano, me contestó:

 "Ella no sabe quién soy,  
pero yo aún sé quién es ella"

Se me erizó la piel, y tuve que contener las lágrimas mientras él se iba, y pensé:
 
 "Ése es el tipo de Amor que quiero en mi Vida"El Amor Verdadero no es físico, ni romántico. 


El Amor Verdadero es la aceptación de todo lo que es, ha sido, será y no será.

 
La gente más feliz no necesariamente tiene
lo mejor de todo; ellos sólo hacen todo lo mejor que pueden. 


"¡La vida no se trata de cómo sobrevivir a una tempestad,
 
sino cómo bailar bajo la lluvia!"

Nuestro libro



El día de tu nacimiento, cuando solo sabías llorar, recibiste mil besos y caricias, pero también un libro con las hojas en blanco, sin estrenar:


¡EL LIBRO DE TU VIDA!  
 Desde aquel instante comenzaste a escribir la historia de tu vida. Ya llevas varias páginas. 
 ¿Qué has escrito hasta ahora?

A veces escribimos y escribimos y nunca ojeamos las páginas escritas.Toma el libro de tu vida y repásalo durante unos minutos. 
 Tal vez encuentres capítulos o páginas que te gustaría besar, algunas escenas te harán llorar, y al abrir alguna página amarilla o reciente, te entrarán ganas de arrancarla. 

 Se ve negra con salpicaduras de tinta. 

 Pero Pilatos te diría: ¡Lo escrito, amigo, escrito está!

 Tú lo has escrito con tu puño y letra. 

 No con la tinta de un "bolígrafo" o de una pluma, sino con la tinta de tu libertad.

 "Tú mismo has forjado tu propia aventura", decía el manco Lepanto. 

 "Porque veo al final de mi duro camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino", sentencia Amado Nervo, quien prefiere la metáfora del arquitecto.

 No arranques esas páginas, pide perdón si cometiste un error, para que así se borren todos tus garabatos y así podrás continuar escribiendo tu historia mejor que ayer.

 ¿Por qué no almacenar el libro de tu vida entre los Best Seller del mundo? 

 Aprovecha tu tinta porque tarde o temprano se te va acabar, y ¡no se venden repuestos ni en los kioscos ni en las librerías!

 La vida es una y se vive una sola vez. 

 La muerte cerrará tu libro.

 Y al final solo pedirán tu libro, y alguien lo leerá o lo pasará en vídeo, como las aventuras.

 Todos somos arquitectos y novelistas, así que, amigo, borrón y cuenta nueva. 

 Comienza cuanto antes Tu Best Seller.
 http://blogcatolicogotitasespirituales.blogspot.com.es/

sábado, 18 de agosto de 2012

Cuando hablan los niños

Al autor y orador Leo Buscaglia, se le pidió que fuera parte del jurado en un concurso. El propósito del concurso era encontrar al niño más cariñoso. 
El jurado decidió unánimemente que el ganador fuera un niño de 4 años. Este niño tenía un vecino ya anciano a quien recientemente se le había muerto su esposa. 

El niño, vio al anciano sentado en un banco del patio, llorando su pérdida. Se fue hacia él y se sentó en su regazo. Cuando su mamá le vio, le preguntó que le había dicho al vecino y el pequeño niño le contestó: "Nada... sólo le ayudé a llorar" 
Debbie Moons, maestra de primer grado, estaba discutiendo con su grupo de alumnos un cuadro en el que estaba pintada una familia. En la pintura había un niño que tenía el cabello de diferente color al resto de los miembros de la familia y uno de los niños del grupo sugirió que el niño de la pintura podía haber sido adoptado. 

En ese momento una de las niñas dijo: Yo sé mucho sobre el tema de las adopciones, porque yo soy adoptada. Todos se quedaron en silencio, porque muchos no entendían lo que significaba ser adoptado.

Uno de ellos preguntó ¿Qué significa ser adoptada?  Y la niña le contestó: “Significa que uno no crece en el vientre de su mamá sino que crece en Su corazón" 
Una niña de 4 años estaba con su pediatra. Mientras el doctor le revisaba los oídos con el otoscopio, le preguntó: -¿Crees que por aquí adentro encontraré al pajarito Abelardo?" La niña permaneció en silencio. 

Enseguida el doctor le pidió que abriera la boca y mientras revisaba su garganta le preguntó:
-¿Crees que ahí dentro encontraré al monstruo galletero?"... Y de nuevo la niña no contestó nada.

El doctor puso el estetoscopio en el pecho de la niña y mientras escuchaba su corazón le preguntó: -¿Crees que escucharé al osito Barney ahí adentro? 
-Oh no, contestó la niña, Barney está pintado en mis zapatos. “En mi corazón está Dios”  
Siempre que tengo la tentación de decepcionarme por mi vida, me detengo a pensar en el pequeño Jaime.

Jaime estaba intentando conseguir un papel en una obra de la escuela. Su mamá me dijo que había puesto su corazón en ello pero aún así, temía que no fuera elegido.  

El día que fueron repartidos los papeles de la obra, yo estaba en la escuela y vi como Jaime salió corriendo con los ojos brillantes de orgullo y una gran emoción.

“Adivina qué mamá” me dijo gritando las palabras que permanecerán como una lección para mí: “He sido elegido para aplaudir y animar” 
En Nueva York un niño de 10 años estaba descalzo, frente a una tienda de zapatos mirando a través de la ventana y temblando de frío. 

Una señora se acercó al niño y le dijo: -Pequeño ¿qué estás mirando con  tanto interés en esa ventana? La respuesta fue: -Le estaba pidiendo a Jesús que me diera un par de zapatos.

La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño. Preguntó si podría prestarle una palangana con agua y una toalla. El empleado rápidamente le trajo lo que pidió y la señora se llevó al niño a la parte trasera de la tienda, se quitó los guantes y lavó los pies al niño. 

Para entonces el empleado llegó con los calcetines, la señora le puso un par de ellos al niño y le compró un par de zapatos. 

Juntó el resto de los calcetines y se los dio al niño. Después acarició al niño en la cabeza y le dijo: -¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora! Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño la alcanzó, la tomó de la mano y mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: -¿Es usted amiga de Jesús?

viernes, 17 de agosto de 2012

Canicas Rojas



En un pueblo pequeño de Idaho, USA, solía parar en el almacén del Sr. Miller para comprar productos frescos de granja. En aquellos tiempos la comida y el dinero escaseaban, y el trueque era frecuente.

Un día, vi un niño pequeño, con la ropa gastada y sucia que miraba atentamente un cajón de manzanas rojas.

Mientras yo mismo admiraba las hermosas manzanas, no pude evitar escuchar la conversación entre el pequeño y el Sr. Miller.



- ¿Hola Barry, como estás, quieres algo? 
- Hola Sr. Miller, estoy bien, gracias, solo admiraba las manzanas... se ven muy bien.

- Sí, son muy buenas, ¿cómo está tu mamá? 
- Bien. 
- ¿Hay algo en que te pueda ayudar?

- No Señor. Solo admiraba las manzanas. 
- ¿Te gustaría llevarte algunas a casa?
- Claro que sí.

- Bueno, ¿qué tienes para cambiar por ellas?
- Lo único que tengo es esto, mi canica más valiosa. 
- ¡De veras! ¿Me la dejas ver?

Barry le mostró su tesoro, pero el Sr. Miller, no se quedó muy contento. 
- El único problema es que ésta es azul, y a mí me gustan las rojas - dijo.
- ¿Tienes alguna como ésta, pero roja, en casa? 
- No exactamente, pero tengo algo parecido.

- Hagamos una cosa. Llévate esta bolsa de manzanas a casa y la próxima vez que vengas muéstrame la canica roja que tienes. 
- Muchas gracias Sr. Miller. Y salió corriendo con su bolsa de manzanas rojas.
La Sra. Miller se acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo que había dos niños más como él en nuestra comunidad, todos en una situación de extrema pobreza.

A Jim le encanta hacer trueque con ellos por patatas, manzanas, tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con las canicas rojas, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los manda a casa con otra bolsa de comida y la promesa de traer una canica color naranja, verde o azul la próxima vez.
Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre. Tiempo después el Sr. Miller falleció.


Por la noche fui a su velatorio acompañando a unos amigos. Al llegar, comenzamos a saludar a los familiares para dar nuestro pésame. Delante de nosotros había tres jóvenes, muy bien vestidos, parecían profesionales, saludaron a la Sra. Miller y luego se acercaron respetuosamente para despedirse del Sr. Miller.

Cuando llegó nuestro turno, la Sra. Miller con los ojos brillando, me tomó de la mano, me condujo al ataúd y me dijo: Esos tres jóvenes que se acaban de ir son los tres chicos de los cuales le hablé, me dijeron que vinieron a pagar su deuda.

A continuación la esposa levantó la mano de su esposo fallecido. Allí estaban, eran tres canicas rojas exquisitamente brillantes. El amor del Sr. Miller quedó grabado en el corazón de los tres chicos de tal manera, que jamás olvidaron su actitud y generosidad.



“No seremos recordados por nuestras palabras,
sino por nuestras acciones”

jueves, 16 de agosto de 2012

¿Suerte o desgracia?



Una vez un campesino chino, pobre y muy sabio, trabajaba la tierra duramente con su hijo. 
 
Un día el hijo le dijo: -Padre, ¡qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
-¿Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre, veremos lo que trae el tiempo...
 
 
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo..... -¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro caballo.

-¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre, veamos qué nos trae el tiempo...
 
En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se enfureció y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna...
 
-Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho - ¡Me he quebrado la pierna!..
 
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció: ..¿Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo!...
 
 
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que se quejaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.... 
 
 
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno...
 
 
Qué desgracia...! ó ¡qué suerte...!  
El tiempo nos lo dice.
Generalmente es ¡QUE SUERTE...!
Ana
 
Nuestro agradecimiento a Franja y a Ana que nos han enviado esta preciosa reflexión.  Desde O Sol Xa Saíu os deseamos MUCHÍSIMA SUERTE.
 
 

lunes, 13 de agosto de 2012

El perdón

Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. Uno de ellos dio una bofetada al otro. El  ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: “HOY, MI MEJOR AMIGO ME DIO UNA BOFETADA.”
Continuaron su camino y llegaron a un oasis donde se bañaron. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un cincel y escribió en una piedra: “HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA”.
Intrigado, el amigo preguntó: “¿Por qué después de que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?” Sonriendo, el otro amigo respondió: “Cuando un amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrar y hacer desaparecer la ofensa. Por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento del mundo podrá borrarlo."
Santísimo Cristo de la Parroquia Santa María de Baredo

Vive como las Flores


Maestro, ¿qué debo hacer para no quedarme molesto? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes. Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con aquellas que calumnian.
¡Pues, vive como las flores! - advirtió el maestro.
¿Y qué es vivir como las flores? - preguntó el discípulo.

Pon atención a esas flores - continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín. Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos. Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden y te afecten. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse. Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera.

El ayer es historia, el mañana es misterio y el hoy es un regalo. Por esa razón se llama "presente".

¡El cómo disfrutar el presente depende de ti!

El orfebre de la vida


Un rey poseía un diamante muy valioso, uno de los más raros y perfectos del mundo. Un día el diamante cayó desde una gran altura y la superficie se rayó en una de sus caras.
Finalmente, apareció un orfebre, no tan famoso, que afirmó que podría reparar el diamante sin problemas:
- Observé mucho al mayor orfebre de todos y, con él, aprendí mucho. Puedo garantizarle que sabré reparar el diamante sin reducir su valor.
Su confianza era tanta que, convencido, el rey entregó el diamante al hombre. 

Despu
és de algunos días, el orfebre volvió con el diamante y se lo mostró al Rey. Éste quedó gratamente sorprendido al descubrir que el arañazo tan feo había desaparecido y en su lugar, había sido tallada una bella rosa.
¡El arañazo anterior se había vuelto el tallo de una bella flor! 

El rey, entusiasmado, dijo al orfebre:
- ¡Qué bello trabajo, qué óptima idea! Dígame, ¿quién es ese gran orfebre que es su maestro?
Y el orfebre respondió:
- Dios, el orfebre de la vida.
Dios está siempre con nosotros, si se lo permitimos, transformando nuestros arañazos en algo bello.

 Fuente: http://webcatolicodejavier.org/orfebre.html

La silla


La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo. 
-"Supongo que me estaba esperando", le dijo.
-"No, ¿quién es usted?", dijo el hombre.
 -"Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo".
 - "Ah sí, la silla", dijo el hombre enfermo, ¿le importa cerrar la puerta? El sacerdote sorprendido la cerró. "Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la Iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae..., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro, pues no tengo idea de como hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. 
Esto ha sido así en mí hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuya, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. 
No es algo alocado el hacerlo pues Él nos dijo: "Yo estaré siempre con vosotros". Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora". "Es así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija... pues me internaría de inmediato en el manicomio".
El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que no dejara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia. Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. 
El sacerdote le preguntó:
-"¿Falleció en paz?"
-"Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso.  Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño respecto a su muerte, pues aparentemente, justo antes de morir, se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?" 

El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió: "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera..."

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